jueves, 9 de noviembre de 2017

Cerrado


Bueno, pues poco hay que decir. Por motivos personales y laborales no me es posible llevar el ritmo de publicaciones del blog. Ya estáis viendo desde hace una época la mala gestión que estoy hciendo del blog así que, hasta que no vuelva a tener hueco y para evitar dudas sobre cuándo saldrá lo siguiente, el blog queda temporalmente fuera de servicio.

sábado, 17 de junio de 2017

Sentinel Rider

Una de las características más conocidas del Centinela es la posibilidad de enmarcar sus historias en Otros Mundos. Hemos visto, gracias a esta mecánica editorial, a Brian Wayland convertido en un alto cargo de la URSS, a Goldfield vistiendo una armadura medieval, o incluso una historia de vampiros en plena Guerra Civil norteamericana. Y la que tienes entre manos es una más de esas historias llamadas “Otros Mundos” que tanto éxito tienen en ventas. ¿Qué sucedería si el Centinela no fuera una persona, sino un vehículo altamente sofisticado?

Esta historia surgió tras el éxito en televisión de una serie con un argumento homónimo. Tras aquello, la editorial del Centinela y la productora de la serie establecieron contactos para lanzar un número especial que quedaría englobado en la colección de “Otros Mundos”. Alejándose del canon mostrado en las colecciones habituales, aquí Brian Wayland no encarna al protector de Betlam, sino que ha quedado reconvertido en una suerte de inventor millonario que perdió a su mujer y sus hijos a manos de un ataque terrorista. Aquel suceso traumático le impulsó a crear, junto al genio inventor Leonard Szilard y Fedora, la hija adoptiva de éste, un vehículo de asalto pensado para combatir el crimen. Pero Wayland necesitaba una parte esencial para llevar a cabo su plan, una persona que se pusiera a los mandos de ese vehículo y se convirtiera en el protector de Betlam. El elegido para ello fue Norman Hills, un criminal convicto con una oportunidad de redención.

Como el lector se habrá podido percatar, la historia de Sentinel Rider guarda similitudes con la original del Centinela pero es lo suficientemente diferente como para tener identidad propia. En esta, además, se han incluído personajes muy conocidos del lector actual para facilitar su lectura y evitar que surjan dudas sobre la identidad de los mismos.

Te invito ahora a que descubras qué hay tras la historia de Sentinel Rider. A que circules por Betlam en un vehículo único. 

La ciudad te necesita, Centinela.


miércoles, 12 de octubre de 2016

Shadows over Betlam. Faces of Sentinel. (cap. 8)

Han pasado varios meses desde que el Centinela desapareciera. Nadie volvió a saber del enmascarado que luchó contra los vampiros en las calles de la ciudad de Betlam. Por aquel entonces, durante la pasada Navidad, las calles eran un lugar seguro como hacía tiempo que no se recordaba. La gente volvía a aventurarse a los bares y las tiendas a pesar de que el sol no iluminase la ciudad. Poco podía esperarse que el terror volviera a asolar Betlam.

A pesar de la creencia popular, el Centinela no había mantenido alejados a los vampiros. Había sido el frío. Durante meses los vampiros fueron alejándose de las calles, presumiblemente almacenando comida para el frío invierno que se avecinaba, medio año llenando su despensa para sobrevivir al frío. Y cuando la primavera llegó, y con ella las noches dejaron de ser tan inhóspitas, los chupasangres volvieron a salir a la calle, hambrientos como nunca lo habían estado. Aquello fue una carnicería. La primera noche que los vampiros reanudaron la caza, lo hicieron en masa; decenas de ellos salieron de los rincones donde se escondían y dieron buena cuenta de hombres y mujeres por igual. Cuando el sol despuntó al alba, la ciudad se había teñido del rojo de la sangre.

Aquello fue un duro revés para Betlam. Durante los primeros ataques de los vampiros, la ciudad había guardado silencio por ellos. En los periódicos acusaban a algún asesino psicópata de los crímenes, a pesar de que la gente parecía conocer la verdad. Una verdad incómoda que nadie parecía querer afirmar. Pero aquella noche supuso un punto de inflexión. Todo el mundo comenzó a hablar y leer sobre ello, los vampiros estaban allí y su silencio no iba a lograr ignorar su presencia.

Pero el revés más grande se lo llevó un hombre que había perdido mucho durante la Guerra Secreta que mantuvo. Durante años luchó en una Cruzada personal por librar Betlam de la presencia de los vampiros, aquellas criaturas que le habían arrebatado todo. Y la mañana tras la Noche Sangrienta (como se la llamó desde aquel día), Brian Wayland comprendió que debía volver a vestir el traje que, por amor, había colgado meses atrás.

Del diario de Leonard Szilard.
Betlam, a 24 de marzo de 1863.